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Agua purificada, agua de mar.
Puede contener trazas de crustáceos, pescado y moluscos
René Quinton, brillante biólogo francés nacido a finales del siglo XIX, descubrió que el agua de mar y nuestro medio interior presentaban un estrecho parecido.
Por esta razón, denominaba con la expresión “agua de nuestro acuario” al conjunto de los líquidos en el que están sumergidas nuestras células.
La única diferencia reside en su concentración: la del agua de mar ronda los 33 g/L de cloruro de sodio (NaCl) mientras que la de nuestra sangre y medio interior ronda los 9 g/L.
Desde el año 1907, después de elaborar un tratamiento que permitía volverla consumible, René Quinton empezó a difundir en centros de tratamiento el uso del agua de mar cuyos beneficios fueron reconocidos rápidamente.
El agua de mar isotónica (según la etimología griega “iso” que significa «igual a») contiene las mismas proporciones de minerales y oligoelementos que nuestro plasma sanguíneo.
Para obtener el PMI, Plasma Marino Isotónico, el agua de mar original es diluida con agua purificada.
La concentración del agua de mar isotónica permite a nuestras células asimilar los minerales y oligoelementos necesarios para su correcto funcionamiento, favoreciendo por lo tanto el mantenimiento regular de nuestras células.